Autor: Carlos Gómez Mayo
El 19 de enero del año 1900, a las 11 horas con 45 minutos de la noche, la costa del Pacífico mexicano se estremeció a causa de un fuerte terremoto de tipo oscilatorio-trepidatorio, con una magnitud de 7.4 grados y una duración de 1 minuto, 15 segundos.
En la ciudad de Colima, muchas viviendas se derrumbaron y otras mas, sufrieron severas cuarteaduras.
Murieron 7 personas y 60 más resultaron lesionadas.
En Coalcomán , Michoacán; la cúpula del templo se cayó y varias casas cercanas a la iglesia también fueron seriamente dañadas, calculando las pérdidas totales en 60.000 pesos.
En el pueblo de Coahuayana, perteneciente al mismo estado, la iglesia se derrumbó y bajo los escombros de ella, encontraron al día siguiente a una persona muerta; varias casas más, también cayeron al suelo estrepitosamente.
Pero en Boca de Apiza, un pequeño rancho, situado a doce kilómetros de distancia de Coahuayana, sucedió algo terrorífico y extraordinario.
El mar se recogió a más de 2 kilómetros de distancia de la playa, y después regresó en forma de olas gigantescas, que sucesivamente, en más de cuatro ocasiones, salieron a tierra hasta a una distancia cercana a 3.000 metros, arrasando con casas, árboles y todo aquello que encontraban a su paso.
A este fenómeno natural se le conoce actualmente como el tsunami de Boca de Apiza.
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